En el 2023, la inflación impactó en el humor social hasta provocar importantes cambios en la política nacional y provincial. En 2025, la falta de competitividad internacional y los altos costos de vida, amenazan con ser la nueva variable antioficialismo.

Las medidas económicas implementadas por el Gobierno nacional lograron una significativa reducción de la inflación, pero al mismo tiempo pusieron en evidencia una cruda realidad: los productos argentinos tienen precios extremadamente elevados, lo que los vuelve poco competitivos.

En Neuquén, esta situación se agrava aún más debido al impacto de la intensa actividad económica que genera Vaca Muerta, la cual dispara los precios de forma vertiginosa.

En los últimos meses, largas filas de vehículos han comenzado a acumularse en la frontera con Chile. Sus ocupantes están convencidos de que el gasto en combustible, alojamiento en el país vecino y las numerosas horas invertidas en cruzar la frontera valen la pena, ya que del otro lado encuentran textiles, electrodomésticos, neumáticos y otros productos a precios hasta tres veces menores que en Argentina.

La carne, en el ojo de la tormenta

En Neuquén, los precios de los alimentos se han disparado a niveles inéditos, particularmente la carne, cuyo valor alcanza los 20 mil pesos por kilo. Frente a esta marcada disparidad y en línea con su defensa discursiva del libre mercado, el Gobierno nacional emitió una resolución para eliminar la barrera sanitaria que impide transportar carne con hueso desde el Río Colorado hacia el sur argentino.

Dicha restricción había sido implementada hace dos décadas para preservar el estatus sanitario de zona libre de aftosa sin vacunación, pero según diversos especialistas, actualmente carece de justificación técnica.

De esta medida se desprende que la única razón real detrás de la barrera sanitaria, cuyo efecto ha sido encarecer significativamente los costos, es garantizar la alta rentabilidad de ciertos actores privilegiados en la cadena productiva, perjudicando directamente a los consumidores en un contexto oligopólico.

Luego de varias idas y vueltas, tanto las provincias como el gobierno nacional optaron por frenar la decisión y acordaron tomarse 90 días para analizar, junto a todos los sectores involucrados, las verdaderas causas detrás de los precios excepcionalmente elevados en comparación con el promedio nacional.

Ahora, el gobernador Rolando Figueroa y el secretario de Producción e Industria, Juan Peláez, deberán encontrar un delicado equilibrio entre cuidar el bolsillo del consumidor y garantizar la rentabilidad de los productores locales.

Sin embargo, mientras no se concreten cambios estructurales desde el Gobierno nacional, particularmente en lo referido a la alta presión impositiva, esta tensión seguirá siendo un juego de suma cero, donde inevitablemente habrá un ganador y un perdedor.

Altos costos en la producción

El presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, reconoció recientemente que los costos unitarios en Vaca Muerta son un 35% más altos que en Estados Unidos. Marín, profundo conocedor de la cadena de valor de los hidrocarburos , aclaró que este elevado costo no se debe al Sindicato de Petroleros Privados que lidera Marcelo Rucci, ya que, en términos salariales, Neuquén es incluso más competitiva que Estados Unidos.

Según explicó, la verdadera causa del encarecimiento radica en los precios excesivos de las herramientas de alta tecnología y materiales utilizados en la producción, poniendo el foco directamente en las empresas proveedoras de servicios, que estarían obteniendo ganancias extraordinarias a costa del aumento de los precios finales.

Marín lanzó además una advertencia clara: “Nosotros decidimos patear el tablero; ya les dijimos a todas las compañías de servicio que tienen que ponerse a la altura de las circunstancias. Vamos a duplicar la actividad en Argentina, y Vaca Muerta alcanzará una producción de 1,2 millones de barriles de petróleo y 200 millones de metros cúbicos de gas”.

De estas declaraciones surgen dos conclusiones fundamentales. Primero, que Vaca Muerta ya está alcanzando niveles récord de exportación a pesar de ser significativamente más cara que su principal competidor internacional, Estados Unidos; por lo tanto, si los costos logran equipararse en el futuro, el potencial de crecimiento desde Neuquén para el resto del país podría no tener límites.

En segundo lugar, nuevamente el Gobierno Nacional parece insistir en responsabilizar exclusivamente a ciertos actores empresariales por los precios elevados, exigiéndoles reducir sus ganancias en un supuesto contexto de libre mercado, pero evitando abordar con claridad el gran problema estructural que representa la altísima presión impositiva que recae sobre el precio final de todos los productos argentinos.

Motosierra para rato

Javier Milei ha centrado su plan económico en lograr un superávit fiscal para luego trasladarlo directamente a la reducción de impuestos. En casi un año y medio de gestión, se destaca especialmente la eliminación del Impuesto País, además de haber reducido otros once gravámenes.

Sin embargo, según informes de la Unión Industrial Argentina, la presión tributaria en Argentina continúa figurando entre las diez más altas del mundo. Si efectivamente la generación de un mayor superávit fiscal es la única vía para alcanzar competitividad, entonces la motosierra fiscal de Milei apenas ha comenzado por podar algunas ramas menores, quedando todavía pendientes los troncos más robustos.

Luego de las elecciones legislativas de 2025, es probable que Milei consiga las mayorías parlamentarias que hoy no posee, imprescindibles para llevar adelante su tan prometida reforma tributaria. Actualmente, el león libertario gobierna en medio de un contexto legislativo extremadamente conflictivo, subsistiendo apenas con votos prestados de otras fuerzas políticas.

Los gobernadores provinciales darán su propia batalla en las urnas, conscientes de que las grandes disputas que vienen en el Congreso exigirán votos estratégicos capaces de proteger a sus distritos frente al avance implacable de la motosierra fiscal.

Con o sin acuerdo con el FMI, si el Gobierno nacional no consigue generar la competitividad necesaria para impulsar el consumo interno de productos locales, así como para aumentar sustancialmente las exportaciones, Argentina terminará repitiendo inevitablemente las crisis de desempleos y recesiones que tantas veces ya ha padecido.

Sin embargo, el presente trae consigo variables que lo diferencian claramente del pasado. Por un lado, el boom exportador neuquino abre un horizonte de ingresos extraordinarios cuyo verdadero alcance aún es desconocido. Por otro, Javier Milei ha dejado claro que la opinión pública no será obstáculo para profundizar el ajuste del gasto público.

Si finalmente obtiene una mayoría legislativa propia, es probable que su motosierra reciba suficiente combustible suficiente como para calar en lo profundo del gasto fiscal.

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Fuente: LM Neuquén.