Informes: Investigación revela “importantes declives” en especies tras minería en aguas profundas

La minería en aguas profundas podría impactar la vida marina, desde las criaturas más diminutas de las profundidades hasta depredadores como peces espada y tiburones, reveló el jueves una investigación financiada por la industria.
The Metals Company, una firma canadiense de minería de aguas profundas, pagó a la agencia científica del gobierno australiano para que revise la información recogida en pruebas mineras en el Pacífico.
Grandes trechos del lecho marino del Pacífico están cubiertas de nódulos polimetálicos, bultos bulbosos de roca ricos en metales utilizados en la producción de baterías, como cobalto y níquel.
The Metals Company busca explotar esos nódulos en aguas internacionales, en una extensión remota conocida como la Zona Clarion-Clipperton.
La agencia científica del gobierno australiano divulgó el jueves una serie de informes técnicos que detallan cómo será administrada esa minería.
Criaturas como pepinos del mar, gusanos marinos, estrellas de mar y crustáceos podrían registrar “declives significativos inmediatos en su abundancia con la minería”, señalan las investigaciones.
Algunas de esas especies podrían recuperarse parcialmente en un año, pero los que se alimentan por filtración y otros organismos diminutos que se nutren de los sedimentos del fondo marino muestran una “recuperación mínima”.
“En el fondo marino, nuestra investigación demuestra que hay impactos locales considerables por diversas operaciones mineras”, dijo en una conferencia el científico Piers Dunstan.
Las empresas de minería profunda todavía buscan la mejor forma de recuperar los nódulos, que pueden estar a cinco kilómetros o más bajo la superficie marina.
La mayoría de los esfuerzos se enfocan en máquinas de recolección robótica o rastreadores del fondo marino.
Los científicos australianos analizaron cómo los tiburones y peces se verían perjudicados por las plumas de sedimento descargadas como desechos marinos.
En algunos escenarios, los grandes depredadores podrían tener una acumulación de metales tóxicos en su sangre tras la exposición prolongada a esas plumas.
Las simulaciones revelaron que las concentraciones de metal en la sangre no excederían las guías internacionales de salud, y el impacto sería menor si el sedimento se descarga a mayor profundidad.
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Fuente: La Nación