Se trata de una línea de 33 kV de 12.500 metros que requirió la instalación de 110 postes de hormigón, 50.000 metros de cable y dos estaciones transformadoras.

El 90% de la energía se destina a la bomba de agua, que se utiliza para fracturar la roca desde el río Neuquén hasta los pozos. La implementación da como resultado un ahorro de costos mensual de $100,000 con una duración promedio de implementación de 30 días por fractura y uno por año.

Sin embargo, el beneficio más significativo es la confiabilidad. Dado que el suministro eléctrico al sistema de bombardeo de agua está directamente relacionado con los tiempos de fractura de los pozos, el suministro autoabastecido garantiza una disponibilidad del 99,8% con solo cuatro horas de interrupción anual.

Germán Rubio, Gerente de Instalaciones, analizó la apuesta por una inversión con una tasa de reinserción superior a la media: “Desde 2017 hasta ahora, en un contexto económico inestable, fue una gran apuesta de crecimiento”.