La Secretaría de Energía así lo hizo saber. Se importarán unos 4Mm3/d en verano y 8 en invierno, con la misma fórmula de precios del 2022.

El país del altiplano enviará 4 millones de metros cúbicos diarios durante el verano y 8 millones durante la temporada invernal.

Es un recorte del 50% en época de verano y del 42% en los meses más fríos donde las necesidades del recurso aumentan mucho por el mayor consumo que provocan las bajas temperaturas.

Se sabía que la baja de las cuencas bolivianas obligarían a un menor suministro, nadie esperaba un ajuste semejante. Incluso, la caída supera el 60% si se la compara con los envíos del 2019.

Después de esta noticia hay una cuenta regresiva para conseguir nuevas fuentes para abastecer la demanda del NOA y Córdoba.

Primeramente, la transportista TGN ofreció iniciar obras en dos plantas compresoras para revertir parte del flujo del Gasoducto Norte y poder enviar unos 3Mm3/d adicionales, a cambio de un incremento de tarifa especial.

Sin embargo, esa cantidad parece insuficiente, lo que obligaría al Gobierno a contratar un nuevo buque regasificador para recibir GNL a través de la terminal de Bahía Blanca.

Esta situación no pinta para mejor los próximos años y prácticamente obliga a la necesidad de revertir completamente el flujo del Gasoducto Norte e iniciar cuanto antes la segunda etapa del Gasoducto Néstor Kirchner para poder llevar el gas de Vaca Muerta hacia el noroeste argentino.